60. La finalidad de amar a los enemigos – Para salvar las almas (Mt 5,44)

Lev 19:34, Isa 49:6, Lc 23:34, Mt 22:10, Hechos 7:59-60, 1 Pedro 3:9-15

Jesús nos dijo que amemos a nuestros enemigos y oremos por ellos. (Mt 5,44)

Mt 5,44 Mas yo os digo: Amad á vuestros enemigos, bendecid á los que os maldicen, haced bien á los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 

El Antiguo Testamento nos dice que no odiemos a los gentiles. La razón es que Dios tiene un plan para salvar a esos gentiles. (Levítico 19:34, Isaías 49:6)

Levítico 19:34  Como á un natural de vosotros tendréis al extranjero que peregrinare entre vosotros; y ámalo como á ti mismo; porque peregrinos fuisteis en la tierra de Egipto: Yo Jehová vuestro Dios. 

Isaías 49:6 Y dijo: Poco es que tú me seas siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures los asolamientos de Israel: también te dí por luz de las gentes, para que seas mi salud hasta lo postrero de la tierra. 

Cuando Jesús fue crucificado, oró a Dios para que perdonara a los que lo mataron. (Lc 23,34)

Lc 23,34  Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y partiendo sus vestidos, echaron suertes.

Jesús explicó el banquete de la salvación en el cielo con parábolas y les dijo que invitaran al banquete tanto a los buenos como a los malos. (Mt 22,10)

Mt 22,10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron á todos los que hallaron, juntamente malos y buenos: y las bodas fueron llenas de convidados. 

Incluso Esteban, que fue asesinado mientras predicaba el evangelio, oró para que los que lo mataron se salvaran. (Hechos 7:59-60)

Hechos 7:59 Y apedrearon á Esteban, invocando él y diciendo: Señor Jesús, recibe mi espíritu. 60  Y puesto de rodillas, clamó á gran voz: Señor, no les imputes este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.

Pedro nos dijo que no devolviéramos mal por mal, sino que oráramos para que pudieran ser salvos. Después de todo, la razón por la que debemos amar a nuestros enemigos es para que puedan salvarse. (2 Pedro 3:9-15)

2 Pedro 3:9  El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 10  Mas el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella están serán quemadas. 11  Pues como todas estas cosas han de ser deshechas, ¿qué tales conviene que vosotros seáis en santas y pías conversaciones, 12  Esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos siendo encendidos serán deshechos, y los elementos siendo abrasados, se fundirán? 13  Bien que esperamos cielos nuevos y tierra nueva, según sus promesas, en los cuales mora la justicia. 14  Por lo cual, oh amados, estando en esperanza de estas cosas, procurad con diligencia que seáis hallados de él sin mácula, y sin reprensión, en paz. 15  Y tened por salud la paciencia de nuestro Señor; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito también;