1. Cristo, que quita todos nuestros pecados (Lev 1: 3-4)
    Jn 1:29, Isa 53:11, 2 Cor 5:21, Gál 1: 4, 1 P 2:24, 1 Jn 2: 2

En el Antiguo Testamento, cuando los sacerdotes ponían sus manos sobre la cabeza del holocausto y ofrecían el holocausto como sacrificio a Dios, los pecados del pueblo de Israel eran perdonados. (Levítico 1: 3-4)

Levítico 1: 3 Si su ofrenda fuere holocausto de vacas, macho sin tacha lo ofrecerá: de su voluntad lo ofrecerá á la puerta del tabernáculo del testimonio delante de Jehová. 4 Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto; y él lo aceptará para expiarle.

En el Antiguo Testamento, se profetizó que el Cristo venidero cargaría con nuestros pecados para perdonar nuestros pecados. (Isaías 53:11)

Isaías 53:11 Del trabajo de su alma verá y será saciado; con su conocimiento justificará mi siervo justo á muchos, y él llevará las iniquidades de ellos.

Jesús es el Cordero de Dios que quitó nuestros pecados. (Juan 1:29)

Juan 1:29 El siguiente día ve Juan á Jesús que venía á él, y dice: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Jesús tomó nuestros pecados y murió en la cruz para salvarnos. (2 Corintios 5:21, Gálatas 1: 4, 1 Pedro 2:24, 1 Juan 2: 2)

2 Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Gálatas 1: 4 El cual se dió á sí mismo por nuestros pecados para librarnos de este presente siglo malo, conforme á la voluntad de Dios y Padre nuestro;

1 Pedro 2:24 El cual mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros siendo muertos á los pecados, vivamos á la justicia: por la herida del cual habéis sido sanados.

1 Juan 2: 2 Y él es la propiciación por nuestros pecados: y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.